lunes, 8 de febrero de 2016

Reseña y Análisis de “Amores Perros”

Escrito por: Nicolas León (2015)
Corregido por: Pilar Cantella de León
http://www.imdb.com/title/tt0245712/
Póster oficial de la película
Mario Vargas Llosa define las novelas totales como obras literarias que  “[a]barcan la realidad […] en su nivel histórico, en su nivel social [y] en su nivel instintivo [y] que ambicionan abrazar una realidad en todas sus fases [y] en todas sus manifestaciones.” (Harss, 1966) Aunque esta definición se refiera a las novelas, las películas también pueden llegar a ser obras totalizantes. Tal es el caso de la ópera prima de Alejandro González Iñárritu, que utiliza diferentes recursos y técnicas cinematográficas para retratar la urbe mexicana en su totalidad.

La película “Amores Perros”, escrita por Guillermo Arriaga, trata sobre tres historias de violencia, miedo, ilegalidad, pobreza y amor en la urbe mexicana actual. Aunque los personajes de las historias no se conocen, todas se unen a partir de un accidente automovilístico. La película fue estrenada en el año 2000 y ganó el premio de la crítica del festival Cannes, ese mismo año.

Resumen

En la primera historia, Octavio (Gael García Bernal) busca ahorrar suficiente dinero apostando en peleas de perros clandestinas para escapar de la ciudad con Susana, la esposa de su hermano mayor y de quien se ha enamorado. En la segunda historia Daniel, un importante empresario, abandona a su familia para convivir con Valeria, una modelo de éxito, en un departamento que estrenan juntos donde el perro de Valeria cae en un hoyo y se queda atorado en el piso falso. Progresivamente Valeria (Goya Toledo),  se desespera y frustra porque una herida de gravedad en su pierna le impide salvar a su mascota y retomar su carrera como modelo. La última historia es protagonizada por el Chivo (Emilio Echevarría). Después de abandonar a su familia para volverse guerrillero y de cumplir condena en la cárcel, el Chivo vuelve a la ciudad donde vive Maru, su hija. Asesina a personas por dinero para dárselo más tarde a Maru, que acaba de perder a su madre. Las tres historias están entrelazadas no solo por el accidente automovilístico, sino también por el amor a sus mascotas Coffe, Richie y Negro, que acompañan a sus dueños “en las buenas y en las malas”.

Vestuario y decoración

https://cinemainside.wordpress.com/2012/03/19/alejandro-gonzalez-inarritu-el-hombre-de-la-trilogia-imposible/
El director: Alejandro G. Iñárritu
La película recrea de manera totalizadora las diferentes clases sociales y sus relaciones en la urbe. El vestuario indica la situación socioeconómica de los protagonistas. Valeria viste trajes caros. Octavio tiene ropa más simple y común. Por otro lado, el Chivo viste ropa rota y sucia. Sus trabajos también los diferencian socialmente. Valeria es una famosa modelo con importancia en los medios masivos. Octavio participa en las peleas callejeras de perros y consume los medios masivos de los que Valeria es parte. El Chivo, por otro lado, asesina personas por dinero. Aunque Octavio y el Chivo consiguen dinero ilegalmente, sus participaciones son diferentes. Octavio no necesita asesinar a nadie, su perro se encargará de hacerlo. Las localizaciones también expresan la situación social de los personajes. El Chivo vive en un barrio pobre, viejo, inseguro y sucio. Octavio vive en una casa pequeña, familiar y desordenada. Valeria, por otro lado, vive en un departamento lujoso y recién construido. Los tres personajes pertenecen a diferentes clases sociales. No es sorprendente entonces que no se conozcan. No se ven igual, no tienen trabajos parecidos y viven en lugares distintos.  Los protagonistas no se relacionan pero sí se unen en el accidente automovilístico. La película expresa de esta manera la situación social en la urbe mexicana, donde las clases sociales, aunque separadas, se relacionan únicamente en la calle. La película logra totalizar a través de las localizaciones, el vestuario y la selección de los trabajos de cada personaje, las diferencias sociales en la urbe mexicana y cómo estas se relacionan.

Imagen y edición

Uno de los temas más importantes es la violencia en la urbe. Esta no se refleja únicamente en el contenido, sino también en la forma de mostrarlo. La imagen es inestable, saturada y de tonos grises. La cámara exagera el contenido violento y muestra heridas abiertas, cuerpos muertos de perros siendo arrastrados y asesinatos al aire libre. La edición es fragmentada, por lo que la narración no tiene un orden cronológico y confunde al espectador. Desde la primera escena, el público es introducido a un estilo sucio, desordenado y violento, que refleja el contenido mostrado. La película totaliza la violencia en la urbe mexicana al no sólo mostrar situaciones de agresión, sino también al reflejar esta violencia en los recursos de la imagen. De esta manera, no solo presenta, sino también abarca la realidad violenta de la urbe en un nivel estético.

Música

http://cineonline.fotogramas.es/d/amores_perros
Gael García Bernal en "Amores Perros"
Por último, la música tiene un papel muy importante en la película. Alejandro González Iñárritu ha expresado en varias ocasiones que la música ha tenido más influencia en él como artista que las películas.[1]  Esta emplea varios géneros musicales, como el rap, la cumbia, el hip-hop, el rock y la salsa. Aunque estos géneros se diferencien, se trata de música urbana que acelera el ritmo de la película y se relaciona eficazmente con la fragmentación en la edición. Además, la letra de las canciones logra representar los sentimientos y las situaciones que experimentan los protagonistas. Por ejemplo, en la canción “Lucha de gigantes” de Nacha Pop, el título hace una referencia a la violencia. También evidencia la grandeza y el poder de la urbe en relación a sus ciudadanos: “En un mundo descomunal/ Siento tu fragilidad”. La canción “De perros amores” también expresa la situación por la que están pasando los protagonistas: “Duele la realidad duele/ La fantasía solo se queda en los sueños”. Las ideas y planes futuros de los protagonistas como escapar con Susana, ser una modelo famosa y hacer del mundo un mejor lugar se verán detenidos por la realidad. Además de la fotografía, la música manifiesta de esta manera los sentimientos y las situaciones de los protagonistas.

En conclusión, la película emplea los recursos como fotografía, música, edición, vestuario y actuación eficazmente para contar 3 historias que juntas configuran una representación totalizante de la urbe mexicana. Se trata de una película altamente recomendada por su contenido y por cómo lo muestra. La película, debido a su estilo rápido y fragmentado, capta rápidamente la atención del espectador que se mantiene interesado durante las 2 horas de duración. No sorprende por esto que años más tarde la última película del director ganara el Óscar a mejor dirección, mejor guión original y mejor película.

Bibliografía:



  • Harss, L. (1966). Los nuestros (Primera edición ed.). España: Sudamericana.
  • IMDb. (1990-2016). IMDb. Recuperado el 3 de Noviembre de 2015, de IMDb: http://www.imdb.com/name/nm0327944/bio?ref_=nm_ov_bio_sm

Fuentes de imágenes:




[1] IMDb. (1990-2016). IMDb. Recuperado el 3 de Noviembre de 2015, de IMDb: http://www.imdb.com/name/nm0327944/bio?ref_=nm_ov_bio_sm

martes, 26 de enero de 2016

El conflicto existencialista del individuo en "Conversación en La Catedral"

Escrito por: Nicolas León (2014)
Corregido por: Paco Solís Fúster y Pilar Cantella de León
https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjtpeckCT0dOG7BB5N6eNOS2OZVHkw12W0igeeK6dMJUHU1dFEbcNl52VeklVEWkIr4ogEEAyRx-BIf2hCsXErL24dsmLPmhtarfzVQG5o8ZxW2a99uBC5_Ig5ZwqCpR78XdinrFprsbXNC/s1600/Conversacion_en_LaCatedral.jpg
Portada de la edición del año 2001 (Peisa)
La novela total "Conversación en La Catedral"[1] escrita por el Nobel peruano Mario Vargas Llosa, uno de los autores del Boom de la narrativa latinoamericana tiene un estilo realista urbano. La obra, publicada en el año 1969, cuenta la conversación entre Santiago Zavala, hijo de un adinerado empresario, y Ambrosio Pardo, chofer de su padre. En este largo diálogo se narran además diferentes historias de otros personajes relacionados al amor, el sexo, el poder, la corrupción y la política en el Perú durante el ochenio del dictador Manuel A. Odría; en los que se evidencian conflictos y enfrentamientos personales. Uno de estos enfrentamientos es el conflicto existencialista del individuo.[2]
Vargas Llosa nos adelanta desde la dedicatoria a Luis Loayza y Abelardo Oquendo que la filosofía existencialista de Jean-Paul Sartre tendrá un papel importante en la novela: « [...] con todo el cariño del sartrecillo valiente, su hermano de entonces y de todavía» (Vargas Llosa, 2007). El existencialismo sartreano expone: « [...] si Dios no existe [...] la existencia precede a la esencia » (Aymard Sartre, 1984) Sartre define con “existencia” a los seres humanos, como individuos conscientes, libres, independientes y responsables que mediante sus actos proyectan una “esencia”, es decir un rol, estereotipo o definición. Los actos reflejan la “verdadera existencia” (Aymard Sartre, 1984) y definen quién se es y qué significado tendrá su vida. Sartre opinaba además que “el hombre es el único que no sólo es tal como se concibe, sino tal como él se quiere [...]. El hombre no es otra cosa que lo que él se hace.” (Aymard Sartre, 1984) El conflicto existencialista se evidencia cuando el individuo está descontento e infeliz con su rol o cuando el estereotipo define la “existencia” (y no lo inverso). Este conflicto también se da cuando la responsabilidad angustia al individuo. Estos conflictos se expresan, evidencian y desarrollan en diferentes personajes de la novela.

Santiago Zavala

Uno de los personajes más conflictivos es Santiago Zavala. En un primer nivel, el conflicto existencialista del personaje radica en “no poder pasar directamente del pensamiento a la acción” (Miguel Oviedo, 1982). Santiago no proyecta conscientemente en sus actos un rol que él desee o busque, sino son sus roles los que definirán sus actos: « -¿No está contento con su matrimonio? -dice Ambrosio. […]-Sí estoy -dice Santiago-. Lo que pasa es que ni eso lo decidí realmente yo. Se me impuso solo, como el trabajo, como todas las cosas que me han pasado. No las he hecho por mí. Ellas me hicieron a mí, más bien. » (Vargas Llosa, 2007). Santiago no logra escapar de la inacción. Las proyecciones de otros determinarán sus deseos. Él no obedece sus ideas, sino las de los demás. Sin embargo el conflicto de “Zavalita” (Vargas Llosa, 2007) no radica sólo en su inactividad. Él no está seguro de lo que quiere, sólo de lo que no desea para su vida: «Porque gracias a San Marcos no fui un alumno modelo, ni un hijo modelo ni un abogado modelo, Ambrosio» (Vargas Llosa, 2007). A partir del polisíndeton, Santiago evidencia su oposición a los roles que su padre le quiere asignar (hijo de un empresario, buen alumno y gran hijo). Él tratará de resistirse al propósito de su padre. Pero Santiago Zavala no procura un rol o definición por voluntad propia, por lo que no podrá sentirse conforme o satisfecho con los roles que tiene. Él se sentirá frustrado, porque aunque sabe lo que no quiere, no sabe lo que desea: «-No soy brillante, no soy estudioso, no repitas a mi papá, tío -dijo Santiago-. La verdad es que estoy desorientado. Sé lo que no quiero ser, pero no lo que me gustaría ser. Y no quiero ser abogado, ni rico, ni importante, tío. No quiero ser a los cincuenta años lo que es mi papá, lo que son los amigos de mi papá. ¿Ves, tío? » (Vargas Llosa, 2007). Durante los primeros meses conviviendo con Ana, se cuenta: « ¿[…] habías sido feliz, Zavalita? […] Piensa: a lo mejor habías sido, Zavalita» (Vargas Llosa, 2007). El narrador en segunda persona refuerza el cuestionamiento de Santiago Zavala sobre su felicidad y evidencia que no está convencido si es feliz verdaderamente. Carlitos responderá por qué su amigo está disconforme con su vida: « […] Debiste dedicarte a la literatura […], Zavalita.» (Vargas Llosa, 2007). Santiago fracasa porque no logra proyectar lo que verdaderamente quiere. Él sólo sabe que lo que no desea en su vida e intenta alejarse de aquello, pero no busca lo que desea proyectar. Él no se atreve a desafiar los roles que otros le imponen, porque no se atreve a proyectar en sus actos un rol que él busque.

El conflicto existencialista de Zavalita es aún más agudo y recóndito. Zavalita piensa que para escapar y separarse de su condición burguesa, debe casarse con Ana, una mujer de una clase social inferior a la suya, estudiar en San Marcos: «-A mis viejos eso les importa un pito -dijo Santiago-. San Marcos no les gusta porque hay cholos […]» (Vargas Llosa, 2007) y trabajar en “La Crónica”. Sin embargo, él fracasa en alejarse de su origen burgués. Aunque intenta distanciarse de sus roles sociales heredados, él “era […], será [y] morirá [como] un pequeño burgués.» (Vargas Llosa, 2007). Meses después de la boda con Ana, se cuenta: «y un día empezaron a hacerle bromas: te volvías serio Zavalita, te aburguesabas Zavalita» (Vargas Llosa, 2007). Aunque Santiago Zavala haya intentado (Libro I) alejarse de sus orígenes burgueses, proyecta un rol aburguesado, mientras más intenta distanciarse de este. El intento por alejarse de un rol, derivará en la recurrencia del mismo. Santiago no puede pasar de las ideas a la acción, y de esta manera no puede proyectarse.[3] Al intentar alejarse de un rol, eventualmente recurrirá al mismo. Su conflicto existencialista lo hace un hombre disconforme, infeliz y mediocre que no sabe lo que quiere ni logra lo que se propone.

Ambrosio Pardo

Otro personaje con un conflicto existencialista es Ambrosio Pardo. Durante una conversación en el burdel, Queta le dice a Ambrosio: «-Tenías miedo porque eres un servil -dijo Queta con asco-. Porque él es blanco y tú no, porque él es rico y tú no. Porque estás acostumbrado a que hagan contigo lo que quieran» (Vargas Llosa, 2007). Queta se enfrenta a Ambrosio y evidencia su conflicto existencialista. Ambrosio se deja “objetivizar” (Aymard Sartre, 1984), es decir deja que su rol y estereotipo definan y equivalgan a su existencia. Aunque a Ambrosio le disguste tener relaciones homosexuales con Don Fermín, él no se niega: «-Pienso en lo que va a pasar cuando lleguemos a Ancón y me siento mal -se quejó Ambrosio y Queta lo vio tocarse el estómago-. Mal aquí, me comienza a dar vueltas. Me da miedo, me da pena, me da cólera. Pienso ojalá que hoy sólo conversemos» (Vargas Llosa, 2007). La libertad e independencia de Ambrosio se ve suprimida frente a su rol dentro de la sociedad. Ambrosio sigue las órdenes de su jefe, aunque les disgusten. No se opone a estas y más bien intenta conciliarse en la idea que Don Fermín es un buen hombre que procura su bienestar: «-Me gusta ser su chofer -dijo Ambrosio-. Tengo mi cuarto, gano más que antes, y todos me tratan con consideración. […]-Usted sólo le conoce una cara, por eso está tan equivocada con él -dijo Ambrosio-. Tiene otra. No es un déspota. Es bueno, un señor. Hace que uno sienta respeto por él.»¹. A partir del clímax y la enumeración: “Tengo mi cuarto, gano más que antes, y todos me tratan con consideración.” (Vargas Llosa, 2007), se evidencia la dependencia de Ambrosio con Don Fermín. Él necesita de su rol (esencia) como chofer, para poder tener una vida mejor. Esta vida mejor sin embargo estará despojada de libertad e independencia, es decir de una existencia real.

Don Fermín

Vargas Llosa en el bar que dio origen a la novela
Por último, otro personaje en conflicto consigo mismo es Don Fermín, padre de Santiago Zavala. Sobre la responsabilidad y la angustia. Jean-Paul Sartre escribió que “[…] el hombre que se compromete […] se da cuenta de que [al tomar una decisión] elige a la humanidad en su totalidad [y] no puede escapar de [la] total responsabilidad [de sus elecciones].” (Aymard Sartre, 1984) Este hombre siente una angustia “que conocen todos los que han tenido responsabilidades”. (Aymard Sartre, 1984) Don Fermín experimenta esta misma angustia. En la conversación con Queta, Ambrosio comenta: «-Se pone a hablar de sus cosas, de las preocupaciones que tiene -murmuró Ambrosio-. Tomando, tomando. Yo también. Y todo el tiempo veo en su cara que algo se lo está comiendo, que le está mordiendo. […] Le sale todo lo que le preocupa, sus negocios, la política, sus hijos. Habla, habla y yo sé lo que le está pasando por adentro. […]» (Vargas Llosa, 2007). A Don Fermín le angustia sus responsabilidades como líder de una familia importante, como empresario, y como senador. La responsabilidad del padre de “Zavalita” es totalizante y por lo tanto frustrante. Él es consciente y preso de sus responsabilidades personales, familiares, empresaliares y políticas. La relación homosexual con Ambrosio, sólo empeora las cosas. Don Fermín siente “vergüenza” y tiene “miedo de que vayan a saber” (Vargas Llosa, 2007).

En conclusión, la novela realista urbana “Conversación en La Catedral” presenta a personajes atrapados entre su esencia y existencia; aspectos de la filosofía existencialista sartreana. Estos personajes evidencian el conflicto existencialista del individuo en la disconformidad con los roles, el conflicto entre la acción y el pensamiento, la pérdida de la autonomía y la libertad por un estereotipo totalizador y la angustia de la responsabilidad consciente. Los recursos literarios de Vargas Llosa refuerzan esta frustración y disconformidad, a la vez que embellecen el texto. En la novela distópica “1984”, George Orwell escribió: «The best books... are those that tell you what you know already» (Orwell, 1984): “Los mejores libros… son aquellos que te dicen lo que ya sabes”. La novela de Mario Vargas Llosa trasciende porque cuenta de una forma fácil y entretenida conflictos existencialistas que se viven todos los días. El Nobel peruano narra algo que ya sabemos y sorprende al lector al mismo tiempo.

Bibliografía

Aymard Sartre, J.-P. (1984). El existencialismo es un humanismo. México: Ediciones Orbis.
Miguel Oviedo, J. (1982). Mario Vargas Llosa: la invención de una realidad. España: Seix Barral.
Orwell, G. (1984). 1984. Inglaterra: Penguin Books.
Vargas Llosa, M. (2007). Conversación en la Catedral. España: Peisa.


Imágenes




[1]Vargas Llosa, M. (2007). Conversación en la Catedral. España: Peisa.
[2] Aymard Sartre, J.-P. (1984). El existencialismo es un humanismo. México: Ediciones Orbis.
[3] Miguel Oviedo, J. (1982). Mario Vargas Llosa: la invención de una realidad. España: Seix Barral.